La ingeniería cántabra, que nació en Santa Cruz de Bezana en 2014, diseña y construye velas de succión de viento para las grandes navieras del mundo, una actividad de nicho que exige una innovación constante.
En un mercado global donde el 80% de los bienes circulan por mar, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), y existe una dependencia total del fuelóleo, cualquier cambio que redujese el uso de este combustible podría marcar la diferencia. Tanto para las propias compañías como para el medioambiente.
Esa fue la intención de quienes fundaron Bound4Blue en 2014. José Miguel Bermúdez, David Ferrer y Cristina Aleixendri apostaron por disminuir el consumo de combustible gracias a la fuerza del viento. En concreto, con velas rígidas de succión, una especie de ala de avión vertical de entre 12 y 36 metros, con entradas para succionar el aire y reconducirlo en su interior. Gracias a este empuje aerodinámico, el barco puede reducir el gasto de combustible hasta en un 30%.
Aunque la empresa nació en Barcelona, donde sigue funcionando una oficina, y la fabricación de las velas se hace en Aranda de Duero, la sede de Bound4Blue está en Santa Cruz de Bezana. Desde allí y Barcelona se mantiene el pulso de la empresa y se coordina un equipo de casi 90 personas repartido entre España, Reino Unido, Alemania, Singapur y China.
Entre las 13 instalaciones de Bound4Blue destacan cinco buques daneses y tres singapurenses
La distribución global de la empresa va en sintonía con la procedencia de sus clientes. Entre proyectos ya ejecutados (cinco) y en desarrollo (ocho), Bound4Blue suma 13 instalaciones, que se reparten entre Dinamarca (cinco buques), Singapur (tres), Francia (uno), Países Bajos (uno), Suiza (uno), Noruega (uno) y España (uno).
De entre todos ellos, dos buques guardan una relación estrecha con Cantabria y, particularmente, con los astilleros de Astander. El primero es el EEMS Traveller, de 90 metros de eslora, con dos velas de succión que fueron instaladas en 2023. El otro barco es el Atlantic Orchard, un gigante de casi 180 metros de eslora dedicado al transporte de zumo, cuyas cuatro velas de succión se izaron en los astilleros santanderinos el pasado abril. Hasta hoy, la mayor obra de Bound4Blue.
Una espiral de innovación constante
“Esto no va solo de desarrollar velas, sino de una espiral de innovación continuada”, José Miguel Bermúdez, CEO de Bound4Blue.
“No se trata de reinventar la rueda, sino de partir de un concepto ya conocido, como la vela de succión, que inventó Jacques Cousteau en los 80, y, con ese concepto, aplicar toda la capa de innovación gracias a la tecnología y los recursos que tenemos hoy”, explica José Miguel Bermúdez, cofundador de la empresa. “Podríamos decir que la innovación es el 100% de nuestra actividad hasta la fecha y que nos lo tomamos como una carrera de fondo: somos conscientes de que estamos trabajando con las primeras versiones de las velas, y hay mucho que hacer”.
De momento, los focos están puestos en optimizar las capacidades de las velas, reducir los costes de fabricación, experimentar con nuevos materiales y, un proyecto en ciernes, iniciar alianzas con empresas de weather routing, consultoras especializadas en prever el comportamiento de los vientos para calcular las rutas óptimas. “Seguimos caminando, porque esto no va solo de desarrollar velas, sino de una espiral de innovación continuada”, afirma Bermúdez.
Esta innovación pasa invariablemente por medir cuánto combustible ahorran las velas en los barcos donde ya están instaladas. Bound4Blue realiza simulaciones con velas a escala en túneles de viento, lo que arroja datos útiles, pero no tanto como los que pudieran surgir de la experiencia de uso real. “Dado el tamaño de las velas que instalamos, tenemos que tirar de inventiva, de monitorizar muchos otros parámetros para comparar el antes y el después, y en base a eso extrapolar el rendimiento de las velas”, explica Bermúdez.
Los propios clientes colaboran también en estas mediciones. Muchos de ellos entienden que la tecnología es relativamente nueva y que hay margen para la mejora, de forma que facilitan datos al equipo de ingenieros de la empresa cántabra. “Tener esa retroalimentación de quienes operan 24 horas literalmente con las velas nos permite hacer un mejor producto. Es una colaboración que creo que es necesaria cuando haces algo nuevo”.
Aunque los clientes participan en este proceso innovador, el peso principal recae en el propio equipo de Bound4Blue, y es un requisito a la hora de contratar profesionales. “Necesitamos gente muy echada para adelante en las áreas más rompedoras, como la aerodinámica. Que tenga mucha visión, que el punto de partida sea un lienzo en blanco. Y eso a veces no es sencillo, porque hay quien a eso le supone un reto y lo coge con muchas ganas, pero también hay gente que no sabe por dónde empezar”, explica Bermúdez. “Al final, lo que queremos es gente que no vea la vela que tenemos hoy, sino cómo tiene que evolucionar para ser la vela del mañana”.
La importancia de la Economía azul
Bound4Blue se dirige exclusivamente al transporte marítimo, un sector en boga cuya influencia se pudo comprobar en la crisis de los contenedores de 2021, que ralentizó el comercio mundial al cuadruplicar el precio de enviar un contenedor de Asia a Occidente. Por ello, no es casualidad que el transporte marítimo sea una parte importante de la llamada Economía azul, concepto que integra tanto la actividad económica que tiene lugar en el medio marino como las fuentes de energía que proporciona.
Desde Europa se está avanzando en la consolidación de una Economía azul propia que intente atemperar el liderazgo mundial de China, que tiene cinco puertos dentro de los seis que más contenedores mueven en el mundo. Una de las estrategias europeas pasa por los fondos FEDER canalizados a través de los planes RIS3, que en Cantabria aterrizan como la Estrategia de Especialización Inteligente de Cantabria (RIS3) 2021-2027. Este documento parte de una visión ecosistémica para buscar sinergias entre sectores como la pesca, la acuicultura, el turismo costero, el transporte comercial, la energía marina y eólica offshore y las industrias emergentes como las biotecnologías acuáticas.
Para el cofundador de Bound4Blue, la Economía azul despierta cada vez más apoyos y actividad. “Crece el número de empresas en el sector y también el apetito de los inversores, lo cual es positivo y natural. El recorrido y margen para aplicar innovación y nuevas soluciones en este segmento es enorme, por lo que es normal que cada vez cobre más peso”, explica Bermúdez, que aspira a que los 26 millones de euros en contratos cerrados por Bound4Blue en 2024 sobrepasen los 50 millones para 2025.
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